Los árboles tienen efectos beneficiosos para los humanos, los lugares donde crecen y, en última instancia, para el planeta en su conjunto. Enumeraremos algunos de ellos para demostrar que lo que decimos es cierto.
Por un lado, los árboles, que crecen en los bosques, modifican el clima de las zonas donde se extienden: forman un tapiz que reduce la cantidad de luz solar que llega al suelo. También reducen la velocidad del viento que circula tierra adentro y el viento húmedo sobre la masa de árboles, cuando toca las hojas, licua el vapor de agua que lleva. Así, en las zonas donde hay bosques, disfrutamos de climas más cálidos y temperaturas más altas. Los árboles del bosque protegen el suelo contra la erosión deteniendo el viento y la caída del agua. Además, el agua de lluvia entra más fácilmente en los terrenos forestales y no se escapa. Por lo tanto, las inundaciones son más raras en los bosques.
Junto con el resto de plantas, son los pulmones de nuestro planeta, ya que mediante la fotosíntesis producen el oxígeno que necesita la atmósfera para el desarrollo de la vida.
Por lo tanto, los árboles ayudan a mejorar nuestra calidad de vida, brindan un entorno propicio para el disfrute. Los bosques son también la base de una importante labor educativa, y en su estudio encontraremos conocimientos y formas de actuar que garantizarán el buen uso de la Naturaleza. La vida silvestre tiene un maravilloso refugio y despensa entre los árboles: sus hojas (vivas o muertas), flores, frutos y semillas inician diferentes cadenas alimenticias. Para muchas plantas, los árboles proporcionan condiciones de crecimiento adecuadas, suelo nutritivo, sombra y apoyo. En general, permiten una gran diversidad de organismos vivos y son imprescindibles para ello (un solo roble contiene 300 tipos diferentes de insectos). Los árboles utilizados racionalmente proporcionan materias primas muy útiles y renovables, como madera, caucho, resinas, corcho, frutos, medicinas naturales…
En los años 90, LUR ADISKIDEEN NAFAR ELKARTEA publicó este manual donde incluía pautas locales y consejos para que la ciudadanía participe en la mejora del medio que nos rodea a través de la plantación. 25 años después, esta guía sigue siendo muy relevante, en un momento en que el cambio climático es un problema real y los efectos de la actividad humana son más evidentes que nunca. Esta pequeña contribución que cuenta entonces y ahora puede ayudar en la lucha por un planeta mejor.
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